En los últimos 25 años, los programas de cooperación exterior han ayudado a abrir una vía de progreso sin precedentes. Mark Suzman, director Estratégico y Presidente de Global Policy and Advocacy en la Fundación Bill & Melinda Gates lo ha recordado en un artículo con tres cargas de profundidad publicado en El País. Estos son los fragmentos:
«La mayoría de las personas no son conscientes de los enormes avances logrados gracias a la ayuda al desarrollo. En una encuesta reciente a 56.409 personas en 24 países, solo una de cada 100 sabía que la pobreza global se había reducido a la mitad. Más de dos tercios pensaban que la pobreza extrema había aumentado. Estas percepciones erróneas de la gente refuerzan una narrativa pesimista que vuelve políticamente vulnerables a los presupuestos destinados a ayuda extranjera».
«Para agravar el problema, las poblaciones de los países donantes a menudo sobrestiman la cantidad de dinero que sus gobiernos gastan en ayuda. En Estados Unidos, la ayuda externa representa menos del 1% del presupuesto federal, a pesar de que en una encuesta reciente de opinión pública se vio que el 73% de los estadounidenses cree que la ayuda contribuye “muchísimo” o «bastante» a la deuda nacional».
«Hay otro error que oscurece el juicio de los países donantes: la idea de que la ayuda a los países en desarrollo es un acto de generosidad, sin beneficios tangibles para el donante. La verdad es que todo lo contrario. De hecho, ayudar a financiar programas de desarrollo va en el propio interés de los países desarrollados, tanto en términos de seguridad como económicos».