Hoy 8 de septiembre, los y las cooperantes exigen compromisos políticos a la altura de los complejos retos de la humanidad

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Sin políticas públicas que combatan las causas de la pobreza y las desigualdades en todo el mundo solo conseguiremos soluciones muy limitadas. Lo dicen hoy, 8 de septiembre, día internacional del cooperante, los y las cooperantes que trabajan en entornos bien difíciles. Conocen de primera mano las causas que están detrás de las situaciones de vulnerabilidad,  pobreza y desigualdad que afectan a la mayoría de la población mundial. Sus análisis nos llegan desde países que actualmente viven procesos complejos. En esta información recogemos varios testimonios de su trabajo en contextos distintos.

  • En el conjunto del Estado las ONGD trabajamos con 35 millones de personas en 110 países de todo el mundo en más de 800 proyectos de Cooperación al Desarrollo, según datos del Informe del Sector 2014.
  • Cuando asistimos a la peor crisis humanitaria de refugiados y migrantes de la historia, con 60 millones de personas obligadas a abandonar sus hogares, los fondos destinados por el gobierno central en los PGE2016 a ayuda humanitaria son casi testimoniales: 16,8 millones de euros. Mientras, como viene siendo costumbre, el Ministerio de Defensa ha recibido ya ha sobrepasado su presupuesto en más de 2.000 millones de euros.
  • Aunque los Presupuestos Generales del Estado para 2016 contemplan una subida del 32% para cooperación, no se compensa el enorme recorte sufrido desde 2010 (más de un 70% y en el caso de Navarra del 80%), que ha derivado en graves consecuencias para las poblaciones con las que trabajamos y ha supuesto la pérdida de 2000 puestos de trabajo en el sector.
  • España continúa a la cola de los países Europeos y se sitúa en niveles de los años 90.

Los datos sobre la situación del sector pueden consultarse en el último Informe

 Cooperantes: una pieza más dentro del sistema

Presentes en los cinco continentes, los y las cooperantes son conscientes de ser una pieza más dentro de un complejo engranaje en el que sus actuaciones son imprescindibles, aunque limitadas. Exigen que nuestros gobiernos asuman los compromisos políticos adquiridos internacionalmente y que hagan frente de manera responsable y urgente a los enormes y complejos problemas mundiales que afectan a la vida de las personas y a la sostenibilidad del planeta.

A las puertas de la Cumbre de Naciones Unidas que aprobará la hoja de ruta en los próximos años en la lucha contra la pobreza y la desigualdad, y la protección del medioambiente, Agenda 2030, todo apunta a que será un encuentro lleno de buenas intenciones pero insuficiente frente a los enormes retos a los que nos enfrentamos. España contribuye a esa declaración de intenciones con unos Presupuestos para 2016 que reduce el presupuesto de la AECID (principal agencia ejecutora de la Cooperación al Desarrollo) en 1,7 millones de euros, y concentra el incremento de recursos  en las contribuciones obligatorias a la UE y a organismos internacionales, y, sobre todo, en las contribuciones a Organismos Financieros Internacionales cuyo impacto en la vida de las personas es cuestionable.

Los y las cooperantes que trabajan en entornos difíciles, conocen bien causas que están detrás de las situaciones de vulnerabilidad,  pobreza y desigualdad que afectan a la mayoría de la población mundial. Sus análisis nos llegan desde países que actualmente viven procesos complejos.  Estos son algunos ejemplos.

Kurdistán iraquí (trabajo con población siria refugiada e iraquí desplazada),  Florian Seriex,Acción contra el Hambre

El conflicto que afecta a la región hace que cada día se produzcan nuevas víctimas (más de 5.000 muertos y heridos cada mes desde el comienzo del año) y nuevos desplazamientos. Sin embargo, la comunidad internacional parece centrarse más en una ayuda con fines políticos y militares, que apenas satisfacen las necesidades de todas las comunidades, sea cual sea su estatuto, su etnia o religión. La asistencia humanitaria debe ser garantizada estrictamente para ayudar a las personas más vulnerables y no añadir más tensiones a las ya presentes.

Los equipos de apoyo psicosocial de Acción contra el Hambre van al encuentro de la población desplazada, afectada por el estrés. Escuchan, aconsejan y organizan actividades para niños y niñas, con el fin de romper el aislamiento psicológico en el que se encuentran. Los parques y escuelas de las ciudades están ocupados por familias desplazadas. Nuestra atención llega a una zona muy aislada alejada de cualquier ayuda en la que habita un millar de personas en diez edificios en construcción.

Nepal, Adriana Ciriza, Cruz Roja

Es necesario mantener el trabajo a largo plazo tras un terremoto de las enormes dimensiones que afectó al país. Una vez finaliza la ayuda de emergencia, es necesario un trabajo a largo plazo que permita que la población recupere cuanto antes su medio, tanto a nivel técnico como económico y social; que vuelva a sentir que tienen un hogar en el que vivir con seguridad y capacidades de prevención ante posibles emergencias futuras.  En este sentido, el apoyo de las organizaciones se hace imprescindible, fundamentalmente en un país como Nepal en el que las administraciones públicas no son capaces de dar respuesta a una situación tan extrema.

Centroamérica, Alberto Casado,  Ayuda en Acción

No porque algo no se vea o no se oiga deja de existir. Cuando hablamos de un desastre natural tendemos a pensar en un terremoto o huracán. Sin embargo, existen otras amenazas más silenciosas y casi invisibles, pero no por ello menos importantes, en las que respuesta y el trabajo de la cooperación es clave. Una de ellas es la conocida como “Corredor Seco” que afecta Chiapas (México) a Guanacaste (Costa Rica), albergando gran parte de la región central de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua. La falta de lluvia puso el año pasado a la población en riesgo de inseguridad alimentaria y, en último caso, de hambruna, si la respuesta de instituciones y asociaciones no hubiese mitigado esta situación.

Nuestro trabajo de cooperación junto a las comunidades locales es fundamental para construir herramientas que permitan afrontar estas crisis, gestionar mejor los recursos hídricos y garantizar su seguridad alimentaria. El que los gobiernos sigan apoyando este tipo de trabajo supone que estas emergencias silenciosas tengan visibilidad y respuesta y que, por tanto, miles de personas puedan afrontarlas adecuadamente.

Sudán del Sur, Pau Vidal, Entreculturas

 Casi 4 millones de personas continúan necesitando ayuda urgente en Sudán del Sur tras el conflicto que estalló el año pasado. Más de 2 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares y buscar refugio en diferentes áreas dentro de Sudán del Sur o en países vecinos. Que no se hable de ello, no significa que no exista.

Muy a menudo, los donantes e incluso las agencias humanitarias pueden decir que en el caso de una emergencia lo primero es proporcionar alimentos, un techo, salud – lo cual es cierto -; sin embargo, la vida no solo es alimentar un cuerpo y darle cobijo, sino que también es encontrar sentido a las cosas, aprender y prepararse para un futuro que podría no ser muy inmediato pero que, tiempo al tiempo, llegará.

En estos contextos de inestabilidad y violencia, la educación es muy importante. Permite a los niños y jóvenes recuperar una cierta normalidad y una cierta rutina. Las escuelas se convierten en un espacio de protección para los niños, las niñas y los jóvenes, y les ofrece la oportunidad de seguir preparando un futuro diferente. En este sentido, el trabajo que realizamos es garantía de un mejor futuro.

El Salvador, Bárbara Collado, Ingeniería sin Fronteras

En 30 días El Salvador (6.5 millones) tuvo los mismos asesinatos que España (46.5 millones) en 3 años. Más de 2.000 personas huyen del país cada semana. Además, El Salvador es el cuarto país más vulnerable al cambio climático.

Desde los tratados de paz de 1992, El Salvador no ha vivido una ola de violencia tan agresiva como la de este año y es en estos momentos, cuando las pandillas armadas quieren gobernar el país a través del terror y la violencia cuando es más necesaria la cooperación al desarrollo. La población necesita que sus redes de población civil organizada sean reforzadas, se les capacite y fortalezca para defender sus derechos, se les dé herramientas para exigir trasparencia a su Gobierno, no permitir más violencia estructural y elaborar políticas y planes que garanticen los derechos de su población.

Las ONG españolas trabajamos con la población civil organizada y con las comunidades más vulnerables. Ahora es más necesario que nunca el apoyo a la población salvadoreña, principalmente a las y los jóvenes, dándoles otra oportunidad de vida diferente a las maras, mejorando sus condiciones de vida, ofreciéndoles medios de vida alternativos que garanticen una vida digna.

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