La Cumbre sobre Financiación para el Desarrollo, celebrada a principios de julio en la ciudad etíope de Addis Abeba, ha dejado un sabor agridulce. Los expertos se aventuran a reconocer algunos avances, pero hay cuestiones fundamentales sobre las que no se han dado pasos. Luces y sombras.
Entre las sombras, la ausencia de medidas de lucha efectiva contra los abusos fiscales de las multinacionales, el aplazamiento del compromiso del 0,7% para el año 2030 y el papel central que se otorga a las empresas en el debate sobre la financiación pero sin medidas que aseguren que el sector privado contribuirá a un desarrollo verdaderamente sostenible que ponga la pobreza y la desigualdad en el centro de su acción.
Solo cinco de los países más aventajados han cumplido su compromiso de invertir el 0,7% de su renta en cooperación al desarrollo y no es precisamente España. Nuestro país sale muy mal parado: entre 2008 y 2014, hemos sido el país que más ha reducido su aportación, desde el 0,45% al 0,14%, a pesar de haber firmado un Pacto de Estado que incluía esta promesa en 2007. El recorte ha sido superior incluso al de países como Grecia.
Para profundizar en lo que ha supuesto esta cumbre os proponemos el artículo de eldiario.es «Así incumplen los países ricos sus compromisos de ayuda al desarrollo».
También el espacio web especialmente dedicado a este tema en la Coordinadora de ONGD-España, con numerosos documentos oficiales de la cumbre, la intervención del gobierno Español, posicionamiento de las ONGD y diversos artículos de opinión.