La Vía Campesina, representada por su coordinadora, Elisabeth Mpofu, es la ganadora del XV Premio Internacional Navarra a la Solidaridad, convocado por el Gobierno de Navarra y Laboral Kutxa, y dotado con 15.000 euros, que se ha fallado esta mañana en el Palacio de Navarra. El jurado la ha elegido entre un total de cinco finalistas seleccionadas a su vez de entre 15 propuestas referenciadas a personas o instituciones africanas, centroamericanas y sudamericanas, que trabajan fundamentalmente en el ámbito de los derechos humanos.
El Jurado que ha decidido el fallo final ha estado presidido por Miguel Induráin Larraya, y ha contado con seis vocales: Miguel Laparra Navarro (en representación del Gobierno de Navarra), Javier Cortajarena Goñi (en representación de Laboral Kutxa), Paloma Bescansa Miquel ( profesora de la UPNA), Mª Victoria Vidaurre Garcés (presidenta de AMEDNA), Mª Jesús Castillejo Samitier (Periodista) y Javier Pagola Lorente (Periodista). Actúa como secretario Andrés Carbonero Martínez (en representación del Gobierno de Navarra).
La Vía Campesina (LVC), candidatura postulada por la ONGD de la Coordinadora Mundubat, fue fundada en 1993 para poder construir una “voz” internacional de forma organizada para el campesinado y así conseguir establecerse como interlocutora y confrontarse en espacios políticos acaparados por los grandes productores, agronegocios y sus lobbies. Es uno de los mayores movimientos internacionales dedicado a la defensa de los intereses del pequeño campesinado y es considerada como la mayor interlocutora en ese sentido.
Entre otro logros de la Vía Campesina cabe destacar el alumbramiento del concepto Soberanía Alimentaria y ser capaces de convertirlo en un concepto transversal para el derecho de los pueblos a poseer sus propios sistemas alimentarios, así como cambios en los debates globales sobre comercio y agricultura, con liderazgo desde LVC de la lucha contra los Organismos Genéticamente Modificados y los Tratados de Libre Comercio: la Soberanía Alimentaria se configura como una alternativa real al libre comercio, las políticas privatizadoras y actividades extractivistas. Así se ha contribuido a que la producción campesina se sitúe en el centro de la política global, partiendo de la crisis alimentaria de 2008.